Marco geográfico
Los incas se establecieron en el Cuzco alrededor del año 1200 d. C., pero solo dos siglos después, alcanzaron la plenitud de su cultura y de su poder imperial. Hacia 1463, en una rápida expansión de casi un siglo, conquistaron la costa peruana, el resto de las tierras altas de Perú, Ecuador, Bolivia, parte del norte de la actual Argentina hasta el sur de Mendoza y dominaron Chile hasta el río Maipo, aunque llegaron hasta el río Maule. Tomando en cuenta todos estos territorios, cuando se inicia la conquista española del Perú, el imperio incásico tenia cerca de 12 millones de habitantes.
Gobierno: Los Incas formaron un imperio férreamente unificado, en cuya cabeza se encontraba el Inca, autoridad máxima, absoluta, hereditaria y de carácter divino, quien era considerado hijo del Sol, vivía en el Cuzco, en un espléndido palacio, rodeado de un fausto extraordinario; vestía sólo las más finas telas de alpaca o vicuña, se adornaba con ricas joyas y viajaba siempre en litera, llevada a hombros por curacas.
Gobernaba ayudado de numerosos funcionarios que les permitían conocer lo ocurrido en todo su imperio y también era un estado teocrático.
Administración: a la cabeza de la jerarquía administrativa se encontraba el inca, llamado sapa inca gobernaba como soberano absoluto y era venerado cual dios. Debía contraer matrimonio con una hermana para mantener la pureza sanguínea de los descendientes. Sus actividades estaban revestidas de gran ceremonial. Se le podía hablar a través de un paño que le cubría el rostro. Viajaba sobre una litera cargada por sirvientes, quienes, además, barrían el camino que debían pisar.
Organización social: la base de la sociedad Incaica era el Ayllu, un tipo de clan constituido por varias familias extendidas, unidas entre sí por un cierto grado de parentesco, que vivían todas juntas en un área bastante restringidas y compartían la tierra, los animales y sus productos. Esta comunidad podía ser más o menos grande, formar un pueblo entero o incluso una ciudad, pero siempre existía el principio de
la propiedad y del trabajo colectivo; la propiedad privada prácticamente no existía, más que sobre ciertos bienes muy personales: ajuar doméstico (extraordinariamente parco), vestidos y algunos utensilios. Los Ayllu estaban dirigidos por un jefe colectivo (Mallcu), que era aconsejado por un consejo de ancianos (Amautas). Varios Ayllus constituían un distrito dirigido por un administrador; varios distritos formaban una provincia (Guaman), varias provincias constituían unas de las cuatro partes (Suyu), del imperio (Tahuantinsuyu); el jefe de un Suyu (Apo), era responsable únicamente ante el Inca. Para la organización del trabajo, y para el pago del impuesto en servicio (Mita), el pueblo estaba dividido en grupos de diez Purics (hombres adultos plenamente capacitados para el trabajo), diez de estos grupos (cien hombres), eran guiados por un Pachaca - Curaca; diez grupos de cien hombres formaban el orden superior, bajo las ordenes de un Curaca; el orden máximo de ésta jerarquía lo constituía el grupo de diez mil hombres - una tribu - con su jefe, el Hono-Curaca. Esta organización era especialmente conveniente, como ya se ha indicado, para la satisfacción de la Mita, el sistema de impuesto incaico que consistía en un pago, no en moneda, que no existía sino en prestación de trabajo personal. Esta presentación adopta la forma, en primer lugar, de trabajo en los campos del Inca y los sacerdotes, pero además, cada Puric debía trabajar, unos cuantos días al año, en las minas, en las obras públicas (en construcción de rutas, puentes, calzadas, fortalezas, etc.), como porteadores, etc. Existían oficios especializados (alfareros, tejedores, pastores de llamas), que estaban dispensados de pagar la Mita en trabajo en los campos, pero no de la prestación de servicios en las obras públicas. Además, en caso de guerra, cualquier hombre estaba obligado a prestar su cooperación en los ejércitos del Inca, según las necesidades de la campaña. Los únicos exentos de la Mita era la clase noble, es decir, los Curacas.
Religión
La religión Incaica consistía en una amalgama de creencias animistas, fetichismo, culto a la naturaleza y ceremonias mágicas; no obstante, también había en ellas una cierta preocupación metafísica y en algunas oraciones y ritos se manifestaba un complejo y refinado sentimiento religioso. Fundamentalmente consistía en un culto al Sol (Inti), fundador de la dinastía incaica, y su adoración iba pareja con la tributada al Inca. Al Sol estaban dedicados los mayores y más ricos templos del Perú, se lo representaban por medio de esferas de oro macizo, se le dedicaban aparatosos ceremonias y grandes sacrificios de llamas; los sacerdotes consagrados a su culto eran innumerables, así como las llamadas “vírgenes del Sol”, que se dedicaban al servicio de los templos. Junto a Inti, era venerada Mamaquilla, la luna, e Ilapa, dios de rayo y la lluvia. Pero en la teología Inca, no era el sol el dios supremo, sino Viracocha, el creador del universo y dios civilizador que enseño a los hombres el cultivo de la tierra, la alfarería, el tejido y las artes. Por una evolución del pensamiento de los sacerdotes Incas Viracocha pasó a
adoptar un papel predominante en tiempos del emperador Pachacuti e a él se dirigieron los más hermosos poemas, himnos y oraciones Incas que han llegado hasta la actualidad. No obstante, esta evolución de la religión incaica, determinada por preocupaciones teológicas de la casta imperial y sacerdotal, no hizo mella alguna en el pueblo, cuya piedad se dirigía únicamente a la veneración de un considerable número de fetiches (Huacas), es decir, objetos materiales que por cualquier motivo eran considerados sagrados; en general este carácter provenía o bien de haber estado en contacto con el inca, o por relaciones con antepasados del Ayllu o con sus momias.
la propiedad y del trabajo colectivo; la propiedad privada prácticamente no existía, más que sobre ciertos bienes muy personales: ajuar doméstico (extraordinariamente parco), vestidos y algunos utensilios. Los Ayllu estaban dirigidos por un jefe colectivo (Mallcu), que era aconsejado por un consejo de ancianos (Amautas). Varios Ayllus constituían un distrito dirigido por un administrador; varios distritos formaban una provincia (Guaman), varias provincias constituían unas de las cuatro partes (Suyu), del imperio (Tahuantinsuyu); el jefe de un Suyu (Apo), era responsable únicamente ante el Inca. Para la organización del trabajo, y para el pago del impuesto en servicio (Mita), el pueblo estaba dividido en grupos de diez Purics (hombres adultos plenamente capacitados para el trabajo), diez de estos grupos (cien hombres), eran guiados por un Pachaca - Curaca; diez grupos de cien hombres formaban el orden superior, bajo las ordenes de un Curaca; el orden máximo de ésta jerarquía lo constituía el grupo de diez mil hombres - una tribu - con su jefe, el Hono-Curaca. Esta organización era especialmente conveniente, como ya se ha indicado, para la satisfacción de la Mita, el sistema de impuesto incaico que consistía en un pago, no en moneda, que no existía sino en prestación de trabajo personal. Esta presentación adopta la forma, en primer lugar, de trabajo en los campos del Inca y los sacerdotes, pero además, cada Puric debía trabajar, unos cuantos días al año, en las minas, en las obras públicas (en construcción de rutas, puentes, calzadas, fortalezas, etc.), como porteadores, etc. Existían oficios especializados (alfareros, tejedores, pastores de llamas), que estaban dispensados de pagar la Mita en trabajo en los campos, pero no de la prestación de servicios en las obras públicas. Además, en caso de guerra, cualquier hombre estaba obligado a prestar su cooperación en los ejércitos del Inca, según las necesidades de la campaña. Los únicos exentos de la Mita era la clase noble, es decir, los Curacas.
- Organización económica: La base económica del imperio la constituía la agricultura. La tierra pertenecía al estado, es decir, al Inca, estaba dividida en tres categorías cuyos productos correspondían respectivamente al Inca, a los sacerdotes y al pueblo, y aunque las parcelas más fértiles eran las que pertenecían a las dos primeras clases, cada campesino recibía la tierra necesaria para obtener alimentos para el y su familia. Las tierras correspondientes a cada comunidad eran repartidas anualmente por un funcionario local y, así, cada familia recibía una parcela deacuerdo con sus necesidades y con el número de sus componentes en el año en curso. Los campesinos cultivaban no solo sus parcelas, sino también una parte de las tierras del inca y de los sacerdotes, sin que obtuvieran recompensa alguna por estos trabajos. Las técnicas agrícolas correspondían el uso de la azada y la taclla (una larga azada provista de un vástago en el que se apoyaba el pie para así hundir más el instrumento en la tierra), el empleo de fertilizantes (estiércol de animal en las tierras altas y pescado descompuesto, o bien guano, en las zonas costeras), también conocieron la irrigación artificial por medio de canales, acueductos y balsas y el cultivo en terrazas para aprovechar hasta el máximo las tierras de las altas laderas andinas. El cultivo más importante del Perú (y la mayor de las aportaciones Peruanas al acervo económico de la humanidad), era la patata, con una gran variedad de especies que permitían su cultivo desde la costa hasta las elevadas costas del altiplano, a más de 3.500 Mts de Alt. Otros cultivos importantes los constituían el maíz, la oca, la quinoa, el cacao, la chirimoya, la papaya, el tomate, las alubias (en múltiples variedades), la col, la calabaza, el chile, etc. También cultivaban el algodón.La ganadería Incaica, aunque no era tan importante como la agricultura, era un elemento básico en la economía del imperio. La llama se aprovechaba por su lana, larga y espesa, y como animal de carga (no soportaba más de 50 Kg de peso, pero resiste perfectamente la enrarecida atmósfera de las alturas andinas); las Vicuñas y alpacas eran apreciadas por su finisima lana, con las que se tejía las más bellas telas destinadas al Inca y a su séquito. Los rebaños, como la tierra, eran propiedades del estado y estaban divididos en tres categorías: del estado, de sacerdotes y pueblo. Cada comunidad poseía un cierto número de animales, perteneciente a cada categoría, que debía cuidar y atender y cuyos productos debía entregar al estado en su totalidad; de la parte correspondiente al pueblo, los tejedores realizaban los vestidos que periódicamente eran entregados a los campesinos.
La religión Incaica consistía en una amalgama de creencias animistas, fetichismo, culto a la naturaleza y ceremonias mágicas; no obstante, también había en ellas una cierta preocupación metafísica y en algunas oraciones y ritos se manifestaba un complejo y refinado sentimiento religioso. Fundamentalmente consistía en un culto al Sol (Inti), fundador de la dinastía incaica, y su adoración iba pareja con la tributada al Inca. Al Sol estaban dedicados los mayores y más ricos templos del Perú, se lo representaban por medio de esferas de oro macizo, se le dedicaban aparatosos ceremonias y grandes sacrificios de llamas; los sacerdotes consagrados a su culto eran innumerables, así como las llamadas “vírgenes del Sol”, que se dedicaban al servicio de los templos. Junto a Inti, era venerada Mamaquilla, la luna, e Ilapa, dios de rayo y la lluvia. Pero en la teología Inca, no era el sol el dios supremo, sino Viracocha, el creador del universo y dios civilizador que enseño a los hombres el cultivo de la tierra, la alfarería, el tejido y las artes. Por una evolución del pensamiento de los sacerdotes Incas Viracocha pasó a
adoptar un papel predominante en tiempos del emperador Pachacuti e a él se dirigieron los más hermosos poemas, himnos y oraciones Incas que han llegado hasta la actualidad. No obstante, esta evolución de la religión incaica, determinada por preocupaciones teológicas de la casta imperial y sacerdotal, no hizo mella alguna en el pueblo, cuya piedad se dirigía únicamente a la veneración de un considerable número de fetiches (Huacas), es decir, objetos materiales que por cualquier motivo eran considerados sagrados; en general este carácter provenía o bien de haber estado en contacto con el inca, o por relaciones con antepasados del Ayllu o con sus momias.
Avances científicos
Los incas crearon un sistema de contabilidad basado en cuerdas de distintos colores con nudos, llamado Quipu, y que estaba a cargo de un funcionario estatal. El Quipu era usado para contar el paso de los días.
Entre sus obras sobresalen los puentes colgantes que conectaba la densa red de caminos que unía el imperio, siendo uno de los principales el llamado Camino del Inca.
Además, son características las fortificaciones incas construida a partir de enormes piedras irregulares que hacían encajar una sobre otra con increíble exactitud, sin utilizar cemento. Entre ellas destacan las ciudades - fortalezas Machu Piccho y Sacsahuamán.
Tuvieron un excelente desarrollo en el trabajo de la cerámica, de los metales, principalmente oro y plata, y sus tejidos de hermosas lanas coloridas.
Los incas crearon un sistema de contabilidad basado en cuerdas de distintos colores con nudos, llamado Quipu, y que estaba a cargo de un funcionario estatal. El Quipu era usado para contar el paso de los días.
Entre sus obras sobresalen los puentes colgantes que conectaba la densa red de caminos que unía el imperio, siendo uno de los principales el llamado Camino del Inca.
Además, son características las fortificaciones incas construida a partir de enormes piedras irregulares que hacían encajar una sobre otra con increíble exactitud, sin utilizar cemento. Entre ellas destacan las ciudades - fortalezas Machu Piccho y Sacsahuamán.
Tuvieron un excelente desarrollo en el trabajo de la cerámica, de los metales, principalmente oro y plata, y sus tejidos de hermosas lanas coloridas.
Huáscar, el hijo mayor y sucesor legítimo de Huayna Cápac, no logro conservar la unidad del imperio. Su primo Atahualpa, hijo de la princesa de Quito, se sublevo contra él y, al final, le venció en un sangriento encuentro. Del estado de crisis producido por la guerra civil sacaron partido un puñado de españoles capitaneados por Francisco Pizarro que, en 1532, apresaron a Atahualpa y lo condenaron a muerte un año después, poniendo en su lugar a un soberano “Fantoche”. Con él y con la fundación de la ciudad española de Lima, en la costa, asistimos a la caída del imperio de los incas como organismo socio - político, aunque sus tradiciones permanecieron en gran parte de los grupos indígenas de la sierra y del altiplano.
VIDEO
No hay comentarios:
Publicar un comentario